TIHUANAKU
Tiahuanaco o Tiwanaku es un antiguo complejo arquitectónico y actual yacimiento arqueológico de Bolivia, ubicado en altiplano central de boliviano a 20 km al sureste lago Titicaca.
INTRODUCCION
Se piensa que fue el centro de una civilizacion antigua basada en la agricultura y la ganadería, la llamada cultura Tiahuanaco, que se caracteriza por su arquitectura decorada con relieves y planos incisos colocados sobre estelas, y que abarcaba el territorio actual del Lago Titicaca, entre el Perú y Bolivia. Está compuesto por siete construcciones arquitectónicas importantes: Kalasasaya, Templete Semisubterráneo, Pirámide de Akapana, Portada del Sol y Puma Punku.
DESARROLLO
Testimonio de una importante cultura preincaica, la cultura Tiahuanaco poseía un puerto en el Lago Titicaca aunque ahora se encuentre a 20 km de distancia de él. La magnificencia de su cultura se refleja en su excelente obra cerámica con los famosos queros (vasos ceremoniales), los huaco-retratos (retrato tridimensional de un rostro humano en una vasija) así como los textiles y sobre todo en las construcciones arquitectónicas, muchas de las cuales poseen orientación astronómica.
Esta cultura se inició alrededor del 1500 a.C., y colapsó alrededor del año 1100 a 1200 d. C. Dada su antigüedad, algunos estudiosos propusieron que Tiahuanaco fue la cultura madre de las civilizaciones americanas, mientras que otros la consideraban como la capital de un antiguo imperio megalítico, o de un gran imperio que se expandió por todos los Andes Centrales.
Tiahuanaco es una de las cultura más longevas de América del Sur, con 27 siglos y medio de duración desde el año 1500 A.C. al 1200 D.C. La urbe prehispánica de Tiwanaku fue la capital de un extenso estado andino que comprendía el territorio nombrado como Los Andes Centrales (en aquel entonces los países aún no estaban formados) que abarcó parte de Perú, casi toda Bolivia y parte de Chile. Esta cultura se caracteriza por haber conocido el bronce, lo que le dio una gran ventaja tecnológica y militar con respecto a las otras culturas de América en aquellos tiempos; prueba de ello es que se han encontrado uniones de bronce en sus construcciones, utensilios y armas.
La capital de este imperio es Tiwanaku llamada también Taipikala; se halla 70 km al noroeste de la ciudad de La Paz, por carretera, y a una altura de 3.885 msnm a 15 km del Lago Titicaca. Según Alan L. Kolata, arqueólogo norteamericano que realizó sucesivas excavaciones en este sitio durante los años ochenta y principios de los noventa, alrededor del año 1000 la ciudad tenía una población de 115.000 habitantes, junto con otros 250.000 en los campos circundantes.
Pero para muchos, estas cifras son muy elevadas; se dice que es más probable que la ciudad haya alcanzado en su apogeo una población de veinte o treinta mil personas. Esta cultura extendió sus dominios físicos a 600.000 km², aproximadamente.
Las características de construcción de la capital son únicas y espléndidas, confluyen en ella, arquitectos planificadores, que con un singular dibujo de líneas simples diseñaron fastuosos templos; los ingenieros calcularon las inclinaciones de los muros, y con una excelente técnica urbanística crearon redes superficiales y subterráneas de canales para eliminar las aguas pluviales y servidas.
Los picapedreros cantearon piedras de excelente oficio; los metalurgistas fabricaron planchas para los bajorrelieves iconográficos, logrando cubrir portadas de monumentos con metales áureos, que centelleaban bajo el sol. Los sabios orientaron los templos astronómicamente con una precisión asombrosa. Multitudes de hombres cortaron la piedra en lejanas canteras y luego la transportaron a la gran urbe.
Tiwanaku irradia cultura, allí se concentra el saber y dominio de la ciencia y se ama y amparan las bellas artes. La influencia de Tiwanaku se advierte en monumentos de Perú, Ecuador, y en comunidades de la isla Marajó en la desembocadura del río Amazonas. El sello de esta cultura también se encuentra en objetos cerámicos o de metal que fabrican las comunidades del norte de Chile, norte argentino, sur peruano, oriente boliviano, etc.
Esta cultura, considerada como la más importante del período precolombino en territorio boliviano, logró no sólo grandes avances en la ciencia y arte, sino que creó una excepcional técnica de cultivo en camellones para las tierras planas y en andenes (o terrazas) para las laderas. Sin lugar a dudas, ejerció una poderosa influencia en otras culturas.
Desarrollo estilístico
Artículo principal: Cultura Tiahuanaco
Se han establecido hasta el presente, de acuerdo con las excavaciones realizadas por la Dirección Nacional de Arqueología y Antropología, la división de la cultura Tiwanaku en 3 fases: Aldeano (Épocas I y II; 1500 a. C. - 45 d. C.), Urbano (Épocas III y IV; 45 d. C. - 700 d. C.) y Expansivo (Época V; 700 d. C. - 1200 d. C.).
En el siglo II de nuestra era Tiahunaco dejo de ser la aldea concentrada de los primeros tiempos para convertirse en la gran urbe ceremonial que tiene dos centros dominantes: el conjunto de Akapana con los edificios que la rodean y el Puma-Punko situado al sud-oeste de Akapana. Ambos muestran la estructura doble de Tiahunaco, que evidencian la visión propia de la sociedad andina, división que pervive hasta la llegada de los españoles y aun después. Todas las ciudades andinas, incluyendo Cusco, se dividen en dos; Anan (los de arriba) y Urin (los de abajo).
En el siglo VIII de nuestra era, Tiahunaco se expande sobre la base de de los enclaves preexistentes, tanto en la costa como en los valles mesotermos; así mismo extiende su poderío sobre el altiplano y la sierra. Esta expansión fue posible gracias al dominio del bronce que le permitió una gran superioridad militar. La expansión se evidencia por la difusión de los símbolos y elementos Tiahunacotas, que aparece en la cerámica y los textiles de todo el ámbito conquistado. Esta expansión llega hasta el norte de Chile (San Pedro de Atacama) y muestra relaciones con la cultura de la Aguada de la Argentina, deja su huella en los valles de Cochabamba y avanza por el norte hasta la ciudad de Huari, cerca de Ayacucho; allí modalidades propias. La ciudad de Huari es un foco de expansión tiwanakoide sobre las culturas del norte de Perú. La ciudad propiamente dicha, con sus grandes murallas de piedra cortada, es diferente a Tiahunaco, con excepción del sitio de "Cheqo Wasi" cuyas cámaras, realizadas con grandes bloques, recuerdan a la urbe altiplánica. Otro tanto puede decirse de los estratos interiores, recientemente excavados, con muros de sillar pulimentado de tipo Tiahunacota.
Las modalidades más conocidas de la cerámica Huari son Robles Moko, con motivos tiahuanacotas pero de formas globulares, así como los vasos de Pacheco con figuras similares a la puerta del sol. Después del siglo VIII se establece un gran imperio pan-andino que se expande hacia el pacifico y hacia el norte a través de Huari, índice sobre las culturas Moche Nazca, y al sur, a través de Tiahunaco, llega hasta el norte de Chile y el norte de Argentina.
En el siglo XII el colapso es inevitable y en la región donde floreció Tiwanako aparecen arios señoríos aimaras, denominados reinos collas.[1]
Existen muchas investigaciones en las que se establecen épocas diferentes de esta cultura. Al ser tan antigua es difícil establecer años exactos. Muchos investigadores tienen en cuenta esta división mientras que muchos no la consideran válida esta hipótesis ya que Tiwanaku no presenta patrones diferentes en los relieves o en su arquitectura, con el paso del tiempo
Etimología
Se ha escrito y discrepado mucho respecto al significado y etimología del nombre Tiwanaku o Tiyawanaku. Se han presentado hipótesis partiendo tanto del aimara como del quechua sureño, pues en ambos idiomas existen voces similares a la descomposición de esta nominación. Aunque se debe destacar que el quechua llegó tardíamente al altiplano, y que es más bien el aimara la lengua que aún se habla en la región donde está emplazado este recinto.
CONCLUCION
El nombre original en Aymara del lugar de Tiahuanaco no era el que conocemos hoy, sino que se llamaba "Taypicala", que en Aymara quiere decir "La piedra en el centro", demostrando que, para sus habitantes, el centro ceremonial de Tiahuanaco era el centro de todo su universo conocido.
BIBLIOGRAFIA